Cuánto tiempo hacía que no iba a una representación escolar de Navidad!!!
Fácil que me acuerde, porque fue hace 5 años, cuando el pequeño de mis hijos decidió que "no más", sonrío.
Hoy estoy de observadora. Tampoco está mal ese papel, sonrío.
Cuántos familiares de los niños están llegando!!!... Me recuerda cuando era yo quien llegaba. Uf! estaba más nerviosa que mis hijos!!!
Al verlos aparecer en el escenario, me entraba esa bonita emoción, que hacía que aplaudiera sonriendo, mientras me permitía que esa lágrima contenida hiciera su recorrido.
En un plif plaf hemos llegado al final de la función. Eso es que me ha encantado.
A una de las niñas más pequeñitas le han asignado el último papel: dar las gracias a todos y ella tímida y balbuceando las da.
Entonces se acerca el "alma de la fiesta" y le invita a hacer un vis… "Y ahora dilo alto"... y ella sonriendo y con su seseo dice gritando GRASIASSSSS. INEVITABLEMENTE SONREÍMOS casi todos.
Si es que hay cosas que se pueden decir más altas pero no más claras... Porque incluso balbuceándolas ya llegan al corazón y una de ellas es leer u oír GRACIAS.
He salido de allí pensando en lo importante que es saber no solo decir “gracias”, sino SENTIRNOS y ESTAR AGRADECIDOS!!!