lunes, 1 de febrero de 2016

Cada cosa a su tiempo... y en verano... no solo bicicletas



¿Alquilamos una bicicleta? Pregunta un chico que está sentado en la mesa de al lado, a su compañero de charla telefónica. Este le debe decir algo que no le gusta para nada y pienso que eso puede ir a más y peor, sonrío.

Efectivamente el tono va en "crescendo" y ahora ya casi grita. Y en un momento se ha pasado de lo que hubiera podido ser una CONVERSACIÓN a una DISCUSIÓN. Ahora le dice algo así: "si ya lo se, para ti, las bicicletas son solo para el verano... y te pregunto... ¿Y para el verano solo bicicletas?..."

Silencio, casi largo… Vuelve a la carga, ufff… ya rotundo y sonando a despedida, responde: "cada cosa a su tiempo, pero en verano .... no  "solo" bicicletas”. Punto final. Cuelga... Silencio.

Yo sigo en mi sitio y él en el suyo, pero parece como si en el aire hubiera quedado esa ráfaga de rabia e impotencia que le ha hecho colgar el teléfono antes de lo previsto, solicitar su cuenta antes de tiempo y  abandonar la terraza.

Entonces me pregunto.... ¿Realmente valió la pena este enfado?


Cuando de niña me enfadaba, mi padre me decía: "ahora tendrás dos trabajos, enfadarte y desenfadarte" y eso me hacía reflexionar sobre si valía la pena perder mi tiempo con tanto lío, porque realmente en aquel momento me parecía mucho eso de "dos trabajos". Sonrío

Para algunos defender lo indefendible es un deporte, entonces y como ellos están muy bien entrenados terminan  arrastrándote a defender "tu defendible".


Aquí es cuando pienso en una reflexión atribuida a Aristóteles, que nos recordaba que "cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente no resulta sencillo", así que en algunos casos es importante no "entrar al trapo", no vale ni la pena, sonrío.

Está claro que no todas las discusiones se pueden evitar, ni todas son evitables. Pero tal vez lo que sí se podría es reconducirlas y  no terminarlas enfadados.

Todos sabemos eso de que "dos no discuten si uno no quiere",  y aunque aveces ninguno quiere, inevitablemente en el transcurso de la conversación... termina queriendo. ;)

En otras lo que inevitablemente apetece es un  "ya está bien", "hasta aquí podíamos llegar”, o aún más allá, y llegar a decir alguna expresión parecida a "no me toques las narices"... Sonrío.

Pero recordemos que casi siempre convencer a otros puede hacernos sentirnos fuertes, pero autoconvencernos a nosotros mismos y saber salir airosos de la discusión nos hace sentir "poderosos". PODEROSOS en el buen y bonito sentido de la palabra, ese poder que nos hace darnos cuenta, que si queremos... podemos poner fin a la discusión.

Yo siempre he pensado que en según qué casos la mejor acción puede ser una dosis de silencio, y como decía Henry Lacordaire "después de la palabra, el silencio es la segunda fuerza del mundo".  

Y es que es tan fácil que en nuestro día a día pueda haber oraciones ingenuas pero insinuosas cargaditas de connotaciones e interpretaciones!!!

Es como si los complementos directos o indirectos les dieran ese toque de ambigüedad que desconcierta al interlocutor.

Se insinúan cosas con cierto descaro a veces, o de forma soslayada en otras, pero provocando situaciones tensas en todos los ámbitos, en el trabajo, con la familia, amigos...

Lo que sí pienso es que puede ser mejor NO TOMAR una DECISIÓN PERMANENTE, debido a una EMOCIÓN TEMPORAL

Pero lo que debo reconocer es que las discusiones que más me asustan son aquellas provocadas por malos entendidos, sobre todo si no se aclaran en el momento oportuno o nunca se llegan a aclarar.

Esos malos entendidos son como esas retenciones de tráfico que impiden la fluidez de esa amistad o relación.

¿Cuántas veces hemos cogido aire en un intento valiente y deseando esconder el miedo a la reacción, buscando zanjar interpretaciones equivocadas, cerrar suposiciones pero no lo hemos hecho?

Ahora recuerdo algo que leí de Louis Hay "Recordemos que el enfado es un mecanismo de defensa. Si estamos a la defensiva es porque tenemos miedo"

A veces  solucionarlo es tan fácil como vencer el miedo a hablar con ese alguien, marcar simplemente su número de teléfono, escribirle un WhatsApp o un email para "explicar o que nos expliquen", pero no dejar que un malentendido termine con una buena amistad, ni ponga fin a una buena relación de trabajo, ni nos aparte de aquella familia que tanto queremos, ni impida seguir andando sentimentalmente bonito.

Tal vez valga la pena vencer esa timidez o esos miedos a esclarecer las cosas y así poder poner otra vez el contador a cero. A la porra ese malestar, plantar cara a los desplantes con valentía. Es bueno despreocuparse de las preocupaciones.

Se dice que "solo somos responsables de lo que decimos o hacemos, y no de la interpretación que hagan los demás"... Pero si esa interpretación ajena nos quita la sonrisa propia y podemos hacer algo para evitarlo ....vale  la pena intentarlo si es desde y con el alma.

Paul Boese escribió en una oportunidad El perdón no cambia el pasado pero sí amplía el futuro.Os deseo una feliz semana a tod@s... de esas que ni un enfado de más ni un desenfado de menos... Sonrío.