“Vamos a ver Malena…
¿Que quieres escribir un blog?” - me dice Carmen - mientras me pone una cara de no entiendo para qué..
Inevitablemente le sonrío mientras intento dar esas explicaciones que no sabes cómo iniciar y que parece que luego no sabes ni cómo terminar. “Si ya lo sé Carmen, que hay miles… ¿Pero sabes? ¿Y si ahora que ya partió mi madre, ese blog me ayudara a compartir el aprendizaje emocional que heredé de estos años en hospitales?” - le respondí.
Vivir conviviendo con el dolor y las emociones propias y ajenas te hace sumar experiencias impuestas pero que terminas buscando y sintiéndolas como propias.
He aprendido de corazones que se iban apagando, mientras encontraban paz confesando sus verdades que antes fueron inconfesables, o aquellos miedos que dejaron de serlo sencillamente porque descubrieron que nunca lo debieron ser.
Me lo pusieron fácil, solo debía prestar atención a su letra pequeña y escuchar desde el otro lado de la cama, la perspectiva que da cuando estás ya "de vuelta" y que lo único que puedes perder es darte cuenta que no lo has perdido todo.
Con esa herencia es inevitable reflexionar sobre qué podemos hacer para "estar a tiempo" de buscar y seguir nuestro camino hacia esa felicidad que nos hace SENTIR que estamos realmente VIVOS.
“Ay mi niña, pues hombre dicho así... tal vez puedas intentarlo, pero uf chica, la verdad es que creo que no te leerá nadie.” - me responde Carmen -
“Carmennn” - le digo - poniendo cara de "bastaaaa"...
no sé qué dice ahora Carmen por lo bajini, pero apostilla en voz un poco más alta:
“y ¿no tienes MIEDO?”
Yo intentando disimular mi miedo, le digo sonriendo :
“Quién dijo ... MIEDO?”