Creo que me tendría que haber puesto la chaqueta. Estoy casi tiritando.
Anda, si es que lo sabía, no he cogido las fotos de nuestra despedida de hace 20 años.
Tengo tanta ilusión que creo que voy a tartamudear al verla. Sonrío
Bueno, mejor eso que me entran deseos de llorar.
Que ganas tengo de darle ese abrazo...
Carla!!!!!!! -sin reparos grito- ni me ve...
Eso es que yo he cambiado mucho, sonrío.
Ella está igual, estupenda, bellísima.
Ahora recuerdo lo feita que me sentía a su lado, pero lo a gustito que pasábamos las tardes de aquel verano del 96.
Malenaaaa!
Siii -me reconoció- que alivio.
Mi rubia mallorquina!!! Me dice casi gritando, mientras me da ese abrazo que sirve de clic para retomar aquel último que nos sirvió de despedida.
Carla se casó con un romano muy italiano, sonrío. Era aquel chico de revista por el que "todas" las chicas hubieran suspirado. Y como todo tiene un precio, ella tuvo que marcharse a Roma, haciendo creer al personal, que hacía un esfuerzo enormeee.
Estas... estas ... -diló ya- Guapísimaaaa, le digo rotunda mientras hago el gesto de apartarla un poco para verla mejor.
Estamos, estamos -repite mientras me vuelve a abrazar- Si lo dice la canción: "20 años no son nada si...". Sonreímos. Volvemos a ser esas dos pizpiretas que nos reíamos de nosotras mismas y nos contábamos sueños inconfesables.
Si es que la amistad de verdad, no sabe de distancias físicas, no hay kilómetros, ni años que impidan vivirla, revivirla, retomarla o recordarla.
Por esa misma regla de tres puede surgir una buenísima amistad a pesar de esa distancia física, de esos kilómetros y puede ser hasta… eterna. Sonrío. Esa sensación que he vivido hoy, me ha hecho pensar en los tipos de amistad y en las formas actuales de iniciarla.
Debo confesar que hace años pensaba que solo podía haber amistad, si había proximidad. Y entendía esa proximidad de la manera más clásica que ahora mismo se me ocurre.
Me habían enseñado que los amigos se hacen en el colé, en los centros deportivos, en las fiestas,... Pero nadie me dijo que un día haría amigos a través de la red.
Ahora mismo recuerdo cuando conocí a mi primera amiga en la red. Su amistad me ayudó tanto en aquellos momentos, en los que yo no tenía más vida social que subir y bajar las escalera que me separaba de la estancia de mi madre!!!
Fue en ese momento cuando me di cuenta que esta ventana era tan mágica que podía hacerme sentir acompañada con un simple abrir y cerrar de ojos.
De eso han pasado dos años y si la red nos presentó, el día a día nos ha confirmado que la amistad puede darse en todas partes.
Ahora mismo entre mis mejores amigos están personas que he conocido en la red y que se han ganado mi confianza y un cariño inmenso.
Eso sí, de toda la vida ya sabemos que en todos lugares "se cuecen habas" y que aquí y allí es importante el radar puesto porque "no es oro todo lo que reluce". Pero también es cierto que "no todo el monte es orégano", sonrío.
Tal vez en eso sí que es importante no olvidar que al final parece inevitable el "dime con quién andas y te diré quién eres ". Recuerdo una cita de Fénelon (escritor y teólogo francés) que decía que "Si queréis formar un juicio de una persona, observar quienes son sus amigos".
Eso no lleva a la homogeneidad de formas de ser ni de sentir de esos amigos a la hora de que surja la química de la amistad. Eso a lo que nos podría llevar es a ampliar nuestro círculo, para sentir que cada persona que nos llega y se queda en nuestro corazón nos puede dar esa dosis de "ese algo que necesitamos" y que a veces encontramos en diferentes personas.
Eso no lleva a la homogeneidad de formas de ser ni de sentir de esos amigos a la hora de que surja la química de la amistad. Eso a lo que nos podría llevar es a ampliar nuestro círculo, para sentir que cada persona que nos llega y se queda en nuestro corazón nos puede dar esa dosis de "ese algo que necesitamos" y que a veces encontramos en diferentes personas.
¿Realmente que buscamos en un amigo?
¿Y sobre todo que valoramos?
Ya Aristóteles hablaba de tres tipos de amistad: "por interés, por placer o por utilidad".
Pero seguro que cada uno de vosotros pensará en lo que realmente desea encontrar en un amigo. Para algunos lo que realmente valorarán es a aquel amigo que lo sabe todo de ti y a pesar de ello te quiere,... otros que en los momentos complicados y oscuros sea cuando verdaderamente resplandezca su amistad,... otros que aquel amigo sepa "despeinar nuestras tristezas"...
Confieso que yo valoro lo grande y relindo que es tener a un amigo con quien te atrevas a hablar como contigo mismo. Decía Emerson (poeta y pensador estadounidense), que "Un amigo es una persona con la que se pueda pensar en voz alta" .
A casi todas las personas nos gusta tener ese alguien que no nos juzgue por lo que pensamos, decimos o hacemos. Ese amigo incondicional que lo es. Tal vez lo que necesitamos, es saber que podemos sacar fuera nuestros miedos, nuestras preocupaciones, sin pensar en si le van a parecer desmesuradas o fuera de lugar. Pero también necesitamos ese amigo al que podemos hacerle partícipe de nuestras alegrías porque en su rostro, en su voz o simplemente en lo que nos escribe por un whatssap o mensaje privado, se ve reflejada su sonrisa y su alegría, casi como si aquella nuestra fuera un poco suya.
Apuesto por abrir las puertas a la amistad, desde dentro o desde fuera, pero sobre todo ofrecerla al que se la merece y también al que desearíamos que nos la ofreciera.
Lo realmente bonito de la amistad es que es libre, nadie nos impone ni puede imponer que una amistad surja o permanezca. Un no rotundo a llenar espacios afectivos con personas a las que no nos une nada ni nos apetece nada, y que están ahí simplemente para autoconvencernos que la amistad existe.
A veces es bueno dejar espacio vacío para que el tiempo y la vida nos acerque a verdaderos amigos.
Deseaba hablar de esto para agradecer de alguna manera la generosidad con la que me tratáis y para animar a ampliar si nos hace falta ese círculo de amistades también a través de la red. Hoy brindo por eso de que la única manera de TENER un amigo es... SERLO.
Os deseo una semana relinda en la que sumemos el valor de la amistad como ese valor que lo es.