“Me gustan, me los compro.”-le dice convencida una chica rubita con pinta de extranjera a otra que no le quita el ojo a unos zapatos que se está calzando-
“Pero... feos lo son un rato.”-le contesta la otra chica que los mira sin pestañear-
“Pero qué más da, si lo único que necesito es que no me maten, que no soporto los zapatos incómodos”-le constesta la chica rubita-
“Bueno chica no se... Tú sabrás tus ‘prioridades’.”-le dice la otra chica-
“‘Mis necesidades’, que en el trabajo todo el día estoy para arriba y para abajo. Adaptarse o morir niña!!!”- le contesta la chica rubita-
Sonríen las dos en un gesto de complicidad, propio del que sabe de qué va el tema.
Y esa sonrisa me da pistas de que sea la situación que sea a la que se refiere, la chica rubita ha sabido torearla “sin capa ni espada”, sino con esa solución casi mágica que es la actitud óptima y positiva ante los diferentes ruedos de la vida. Sonrío.