“Samueeeeaal!”-Grita alguien con acento portugués en la playa-
Mi mirada busca al protagonista de ese grito tan melódico, sonrío.
Es un chico de unos treinta y tantos al que le están haciendo un vídeo mientras juega con sus hijos que no paran de decir "pai". Están sentados en la orilla de la playa, él en el centro y uno a cada lado. Enfrente de los tres un gran castillo de arena.
Los niños están inquietos, alborotan y están tan contentos que están poniendo nervioso al "pai" .
Una chica de tipazo y melena larga morena, intenta sacar paciencia para seguir grabando.
Cuando ya está todo para "revista", y en un intento de mejorar lo que ya podría considerarse inmejorable, el chico coge un muñeco y lo deposita en una de sus torres . En ese momento uno de sus hijos le tira agua a la cara, él mueve la cabeza, la mano y ... se derrumba gran parte del castillo.
Uf fin de la idílica grabación, padre enfadado, madre enfadada, hijos enfadados.
Si se lo hubiera contado a mi madre probablemente me hubiera dicho: “Si es que no se puede querer rizar el rizo!!!”. Sonrío.
Lo cierto es que me ha invitado a pensar en las veces que en la vida pasa esto, cuando tenemos las cosas bien, por querer rizar el rizo... lo alisamos.
He buscado de dónde venía el significado de esta expresión y parece ser que es del mundo de la aeronáutica. Cuando un piloto acrobático hace una pirueta que es "el no va más" y le añade una "complicación", se dice que "ha rizado el rizo".
Ya sabéis que pienso que a veces las anécdotas cotidianas o situaciones en las que nos convertimos en espectadores, nos pueden dar "pistas" muy valiosas para replantearnos temas que parecían resueltos o irresueltos, pero que a partir de ese ejemplo nos hacen ver que podríamos equivocarnos si tomamos una decisión.
Pienso que cuando no estamos del todo convencidos, no decidirse es la mejor decisión. Seguro que sí es así es porque un día y casi por arte de magia, la vida nos da la respuesta que estábamos esperando.
Es muy importante ponernos un posting o recordatorio muy visual, en cualquier sitio, en la nevera, en el teléfono, en ... que diga algo así: “Si estoy bien con eso o aquello nooo lo debo estropear.”
No se trata de conformarnos sino valorar los logros con ese cariño que se merecen.
No es cómodo conformismo sino aprender a sentir el alma reconfortada después de escalar, subir, bajar y hallar ese paisaje en el que hay esa luz y color que deseabas.
A veces para valorar lo que tenemos en el presente es importante aprender a no difuminar lo que hemos luchado para llegar a él.
Saber poner límites al afán de superar los que ya nos impusimos, es tan importante como saber establecer la prioridad de no morir en el intento de querer llegar donde ni nuestras fuerzas físicas ni mentales nos permiten.
Tú eres el que más te conoce y más convive con tu alegría o tristeza, huye de las escalas de valores ajenos, porque tú y solo tú sabes si estás donde quieres estar y si estar ahí te hace sentir feliz.
Siempre suele ir bien no querer permanecer mucho tiempo en los extremos de las cuerdas, porque a veces esas cuerdas se rompen de tanto tirar de ellas.
Pero sobre todo intentemos no olvidar que es muy cierto eso de que "no busquemos la felicidad donde la perdimos". Si se nos rompió el castillo de arena por querer rizar el rizo... mejor seguir haciendo castillos pero sin más piruetas que aquellas que nos hagan volar por donde la vida no sea una acrobacia sino una oportunidad de mantenernos felices.
Ahora mismo lo que me hace muy feliz es poder acercarme a esta ventana y desearos una semana relinda a tod@s.
