martes, 5 de diciembre de 2017

A veces NECESITAMOS que nos DUELAN LOS ZAPATOS






Nuevo día!!! ALEHOP!!

 

Ahora mismo pensando en vosotros al despertar y quería contaros una anécdota cotidiana de hace unos días y en primera persona, sonrío . 
 
"Nunca pensé que unos zapatos aparentemente cómodos podían doler tanto, me decía una y otra vez, mientras perdiendo la vergüenza me los iba quitando aprovechándome de la complicidad de la noche. Cuesta para abajo con los zapatos en la mano, me prometo a mí misma que eso no me volverá a pasar, sonrio, y que puede ser una invitación a la reflexión positiva para otras cosas de la vida ".