martes, 5 de diciembre de 2017

A veces NECESITAMOS que nos DUELAN LOS ZAPATOS






Nuevo día!!! ALEHOP!!

 

Ahora mismo pensando en vosotros al despertar y quería contaros una anécdota cotidiana de hace unos días y en primera persona, sonrío . 
 
"Nunca pensé que unos zapatos aparentemente cómodos podían doler tanto, me decía una y otra vez, mientras perdiendo la vergüenza me los iba quitando aprovechándome de la complicidad de la noche. Cuesta para abajo con los zapatos en la mano, me prometo a mí misma que eso no me volverá a pasar, sonrio, y que puede ser una invitación a la reflexión positiva para otras cosas de la vida ".
 
Hoy no os cuento lo que he oído o he visto, hoy mi reflexión sale de lo que he sentido en primera persona y que me ha hecho pensar en algo. 
 
A veces en la vida sentimos esa "presión de unos zapatos" que no encajan en nuestros pies. Cuando eso ocurre no caminamos con paso seguro, o incluso sentimos que aquellos zapatos no nos dejan avanzar al paso que deseamos, que para calzarlos ya hemos necesitado incluso calzador y para mantenerlos nos hizo falta cambiar nuestros gustos, hábitos, ilusiones ... vale la pena seguir llevándolos puestos ? 
 
Lo importante es darnos cuenta que esos zapatos noooo son para nosotros y que de nosotros depende quitárnoslos y calzarnos con aquellos que nos dejan sentirnos nosotros mismos, que nos dejan andar por el paisaje que elegimos, que incluso nos permiten pisar charcos si hace falta o elegir bordearlos subidas a un tacón. Pero sea el zapato que sea, sobre todo que no tengamos que quitárnoslos para sentirnos más felices. 
 
Cuantos de nosotros podemos sacar una reflexión de ese ejemplo tan cotidiano? 
 
Eso sí , lo bueno y bonito de reflexionar es darnos cuentas que "cada uno es un mundo" y cada anécdota propia o ajena nos puede ayudar a "reconocernos" un poco más. Lo que es bueno para unos no necesariamente es una buena respuesta interior para otros. A mí por ejemplo me gusta el zapato cómodo como a todos, pero reconozco que  me siento muy cómoda en unos tacones.  
 
Ese reconocernos puede chocar con la pluralidad de opiniones, pero en el riesgo de ser nosotros mismos puede estar la ventaja de conseguir serlo. Aceptemonos tal cual somos,  y a partir de ahí sigamos soñando.  
 
Eso me ha hecho enlazar con otro pensamiento,  en lo importante de identificar ante todo que deseamos, permitámonos soñar, pero identifiquemos que "sueño encaja sin calzador", en que sueño nos identificaríamos si pudiéramos, después reconozcamos que aquello es lo que realmente queremos para nosotros, busquemos la manera de conseguirlo y por fin .... disfrutémoslo .
 
A veces nos encontraremos con personas que nos "roban la ilusión" de que soñemos, tal vez ellos no se atrevieron o no se atreven a soñar, o tal vez simplemente no quieren porque les dijeron que los sueños sueños son,  y ...no pasa nada, el respeto y la comprensión que no falte. Pero si para ellos su sueño es no soñar, no dejemos que nos interrumpa el nuestro de seguir soñando. 
 
Eso sí, lo único que no deberíamos permitirnos, es soñar en cosas que puedan hacer daño a los demás, o en cosas que nos puedan hacer daño a nosotros mismos. Todo lo demás permitámoslo y permitámosles a todos y a cada uno. 
 
Así que hoy os quiero desear un día, una semana, una vida relinda, en la que siempre recordemos que si unos zapatos "duelen", y no nos dejan ser nosotros mismos, no dudemos en quitárnoslos. Ese gesto lo que seguro, seguro, que nos proporcionará inmediatamente es sentir el enorme placer de llevarlos en la mano y seguir "andando". Sonrío .